miércoles, 9 de enero de 2013

Toma de contacto con la escalada en roca

Hola gente, hoy estoy eufórico, no puedo ni escribir de lo machacado que estoy, pero estoy eufórico. Hoy por fin he probado la sensación de escalar en roca.

Antes de nada quiero de nuevo echarle la culpa (o darle las gracias, no está muy claro) a mi colega Sanba por mostrarme este extraño mundo de la escalada. Si ya me gustaba pasear y perderme por espacios naturales, el poder escalarlo añade otro punto de inflexión en mi vida. Supongo que desde hace unos años me persigue una frase que a veces resulta contraproducente: "Que nadie diga que no lo puedes hacer", algo que otros llaman simple y llana cabezonería.

Hoy Sanba me ha mostrado un lugar que, a pesar de estar muy cerca del museo de Peñas Negras, no había visto nunca: "El Laberinto". Esta es su ubicación, :

Ubicación Google Maps

La zona está plagada de rocas, y varias de ellas están equipadas para la práctica de la escalada.


Aquí el señor Sanba preparando los bártulos mientras yo hago cosas útiles como... nada


El lugar tiene vías facilillas para novatos como yo y más difíciles para expertos como Sanba. La que primero intentamos hacer una vía que, al parecer, debía ser una 5b, pero que a mí, al llegar a un pequeño desplome, me pareció un 400c. Tengo que decir que sé que puedo hacerla, pero por desgracia el tiempo no ha acompañado los últimos días y tenía los pies de gato embarrados, así que pienso volver cuando el tiempo lo admita y conquistaré esa vía.




Y tras un par de intentos en los cuales el vértigo y la inexperiencia me jugaron muy malas pasadas, tembloroso y frustrado, decidí intentar otra vía. Efectivamente, era una vía que a mí me resultaba más factible. Pero había un problema para mí, subirme a la vía. Ésta empezaba a la altura de mi tripa y tenía que pegar un salto levantando un cuerpo cebado estas navidades.



Heme aquí fingiendo tranquilidad cuando estaba realmente cagado...
Pero bueno, mi cabezonería lo puede todo y finalmente conseguí pegar el salto y comenzar la vía. Sí es cierto que, a medida que iba subiendo, mi pequeño cerebrito empezó a mandarme mensajes de "Alerta! Estamos ganando altura... ¡RETIRADA!". Eso hizo que empleara una tensión extrema en los brazos, cuando, en mi opinión, no hacía tanta falta. Aun así, gracias al constante apoyo y ánimos de Ugaitz, superé un poco mi miedo y logré llegar.

¡Chúpate esa, vértigo!

Después intentamos hacer otra pero en esa llegué a un punto con un desplome que, por lo menos con mi nivel, me resultaba imposible.

Tengo ganas de volver y darle caña a todas esas vías que tenemos por ahí.


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